Galicia siempre ha sido una de las regiones más interesantes de España. Desde tiempos inmemoriales, ha contado con una rica tradición cultural y lingüística que la diferencia del resto de territorios que conforman la nación. En este artículo, vamos a explorar cómo la llegada de la República en 1931 marcó un antes y un después en la historia de Galicia, dando lugar al advenimiento del galleguismo.
El 14 de abril de 1931, España proclamó la Segunda República. El nuevo régimen supuso un soplo de aire fresco para muchas regiones, incluida Galicia. Durante la dictadura de Primo de Rivera, que duró de 1923 a 1930, las libertades civiles y políticas habían sido restringidas, y se había promovido una política centralista y uniformizadora que hacía creer a muchos que la única forma de ser español era renunciando a la propia cultura y lengua.
La República trajo consigo un nuevo marco político en el que se garantizaron los derechos y libertades individuales, se concedió la autonomía a algunas regiones y se promovió la diversidad lingüística y cultural. Estas medidas tuvieron un impacto importante en Galicia, una región que durante mucho tiempo había visto cómo su lengua y cultura eran marginadas y despreciadas.
El surgimiento del galleguismo como movimiento político y cultural puede rastrearse hasta finales del siglo XIX y principios del XX. En esta época, surgieron una serie de intelectuales y escritores que reivindicaron el idioma gallego y la cultura propia de la región.
Uno de los más destacados fue Eduardo Pondal, poeta y escritor que utilizó el gallego como lengua literaria y compuso algunas de las obras más conocidas de la cultura gallega, como el himno 'Os Pinos'.
Otro escritor importante fue Manuel Murguía, quien se convirtió en defensor de la lengua y la cultura gallega. Murguía consideraba que Galicia era una nación en sí misma y luchó por la promoción del gallego y la defensa de las tradiciones y costumbres propias de la región.
Una de las medidas más importantes que tomó la República a favor de la lengua gallega fue la aprobación de la ley de normalización lingüística. Esta ley establecía el derecho de los ciudadanos a utilizar el gallego en las relaciones con la administración, y promovía la enseñanza del idioma en las escuelas.
Esta medida fue fundamental para la normalización del gallego como lengua de uso público y para la promoción de la cultura gallega. Además, dio lugar al surgimiento de una nueva generación de intelectuales y políticos que se mostraron dispuestos a luchar por los derechos de la región.
El 28 de junio de 1936, el Parlamento gallego aprobó el estatuto de autonomía de Galicia. Esta fue otra medida importante que tomó la República para reconocer la singularidad y autonomía de la región.
El estatuto de autonomía permitía a Galicia gestionar sus propios asuntos y le concedía ciertas competencias en materia de cultura, educación y lengua. Además, establecía el derecho de los gallegos a utilizar el gallego en todas las esferas de la vida, lo que supuso un importante impulso para el galleguismo.
Desafortunadamente, el advenimiento del galleguismo como movimiento político y cultural fue efímero. Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, el gobierno republicano se enfrentó a una dura situación. La sublevación militar, liderada por el general Franco, acabó con la esperanza de muchos de que Galicia pudiera ser una región autónoma y con reconocimiento cultural y lingüístico.
Tras la victoria del bando franquista, el gallego fue prohibido y perseguido. Los galleguistas se vieron en la clandestinidad y muchos tuvieron que exiliarse o renunciar a su lengua y cultura para evitar represalias. No fue hasta la llegada de la democracia, en 1978, cuando Galicia recuperó, en parte, su autonomía y el gallego se convirtió en lengua oficial de la región.
En definitiva, podemos afirmar que el advenimiento del galleguismo fue fruto de un largo proceso histórico y político, que tuvo su punto álgido durante la República. La llegada del nuevo régimen permitió que muchos gallegos pudieran reivindicar su lengua y cultura, y que se tomaran medidas para su promoción y normalización. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil y el régimen de Franco truncaron el sueño de los gallegos por una lengua y cultura que durante mucho tiempo habían sido marginadas y despreciadas.